martes, 7 de junio de 2016

De la Exposición de Motivos: Trastorno de Estrés postraumático



En el décimo sexto párrafo de la Exposición de motivos de la Iniciativa de Ley se enuncia:

Por las implicaciones que tiene para la vida y la salud de las mujeres, la violencia sexual constituye una emergencia de salud. El embarazo post violación es considerado de alto riesgo obstétrico y puede desencadenar múltiples y graves patologías médicas, llevando inclusive el suicidio, como resultante del trauma emocional. Tal como confirman diversos estudios, cerca del 70% de las mujeres que han pasado por una violación presentan trastorno de estrés postraumático que se prolongará por muchos años.[1]


De este párrafo, analizaremos el Trastorno de Estrés postraumático.
I.- Secuelas sicológicas de una Violación.
Efectos Sicológicos: La violación sexual constituye una experiencia traumática para las mujeres, niñas, niños  y adolescentes. Se reconoce que alrededor del 70% de las mujeres que son violadas presentan trastorno de estrés postraumático y que van a sufrir las consecuencias de este evento por muchos años.

El trastorno de estrés postraumático que es un estado de sufrimiento síquico cursa con alteraciones de la hormona liberadora de la corticotropina CRH, y está documentado que la exposición en útero a niveles elevados de CRH es desfavorable para el feto. [2]

El síndrome o trastorno de estrés postraumático fue catalogado como un trastorno de ansiedad que tiene características singulares: ansiedad persistente, hipervigilancia y conductas de evitación fóbica.[3]

Básicamente, lo padecen personas que “son víctimas de sucesos aversivos e inusuales de forma brusca, tales como las consecuencias de la guerra[4], las agresiones sexuales[5], los accidentes[6] o las catástrofes[7].

De igual modo, la victimización ―el hecho de ser víctima de un delito― puede causar repercusiones psicológicas muy negativas en la estabilidad emocional de las personas afectadas, especialmente en el caso de las víctimas de violación”[8].
En tanto figura diagnóstica, el interés de esta categoría es el de establecer una especie de “estresores genéricos”, que tendrían la vocación de sustituir la dispersión de cuadros de trastornos de ansiedad centrados en “estresores específicos” (tales como, por ejemplo, la violación).[9] Los criterios diagnósticos son:

La persona ha estado expuesta a un  acontecimiento traumático en el que han existido:
    1. La persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno o más acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas de muerte, o amenazas para su integridad física  o la de los demás.
    2. La persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror intenso.
Este desorden es de larga duración y solamente un tercio de las afectadas se curan, el otro tercio puede mostrar recuperación al cabo de un año de seguimiento y un tercio continuar con síntomas diez años después de haberse hecho el diagnóstico[10]. 

La Violación está considerada dentro de los eventos traumáticos que son inesperados e incontrolables y golpean de manera intensa la sensación de seguridad y auto-confianza de la persona provocando intensas reacciones de vulnerabilidad y temor hacia el entorno.

II.- Síndrome de Trauma por Violación.
Se considera una variante del Síndrome de Stress post-traumático. [11]
El trabajo más destacado sobre impactos de la violación se debe a Ann Wolbert Burgess y Linda-Lyte Holmstrom. Burgess y Holmstrom (1974) entrevistaron y siguieron la evolución de 92 mujeres adultas, víctimas de la violación, que fueron atendidas en la sala de urgencias del Boston City Hospital.
Las autoras se personaban al lado de la víctima tan pronto como eran ingresada en el hospital, y permanecían en contacto con ella durante un período de un año a través de entrevistas y llamadas telefónicas. Ello les permitió esbozar un patrón típico de respuestas al que denominaron el “síndrome de trauma de violación”.

“El síndrome del trauma de violación consiste en una fase aguda y un proceso de reorganización a largo plazo, que aparece como consecuencia de una violación  o un intento de violación. Este síndrome, con trastornos de comportamiento, somáticos y psicológicos, constituye una reacción aguda de stress ante una amenaza a la propia vida” (1979, pág. 138. Original 1974).[12]

El síndrome consta de una primera fase de desorganización, donde la víctima en las primeras horas experimenta una amplia gama de emociones, junto a schock e incredulidad. Tales emociones podían revestir dos patrones: el de tipo expresivo, con sentimientos de pánico, ira y ansiedad, y el de tipo controlado, en el que los sentimientos se ocultaban bajo un aspecto sosegado o deprimido.
Más allá de estas reacciones de impacto aparecen unas reacciones en las primeras semanas posteriores a la violación; éstas eran: 1) trauma físico derivado del ataque, 2) tensión de la musculatura esquelética, con dolores de cabeza, fatiga y trastornos del sueño, 3) irritabilidad gastrointestinal, con náuseas, pérdida del apetito y dolores de estómago, y 4) trastornos genitourinarios.
Finalmente, en esta primera fase surgen también reacciones emocionales. La ira, el deseo de venganza y la autoculpabilización son algunas de las más destacadas, pero el sentimiento principal es el temor a la violencia y la muerte. Las víctimas afirmaban que lo que les inquietaba no era tanto la violación, sino el sentimiento de que después de la agresión las iban a matar.
En la segunda fase o proceso a largo plazo, descrita como de reorganización, la gran mayoría de las mujeres manifestaron padecer algún tipo de alteración o trastorno en su forma de vida, aunque no todas experimentaron los mismos síntomas ni el orden de aparición de éstos fue el mismo.
En esta fase aparecían, fundamentalmente:
1) Aumento de la actividad motora, evidente sobre todo en el cambio de residencia destinado a conseguir una mayor seguridad y reemprender una nueva vida. Otra respuesta fue acudir a visitar familiares que normalmente no se frecuentaban.
2) Pesadillas, Veintinueve mujeres tuvieron sueños con elementos de terror y angustia.
3) Traumatofobia: desarrollo de fobias como reacción de defensa ante las circunstancias de la violación. Las fobias que aparecieron con mayor frecuencia fueron: miedo a estar dentro de casa, a estar fuera de casa, a estar sola, a las multitudes, a tener alguien detrás y temores sexuales.

Por otra parte el acontecimiento traumático es re-experimentado de forma persistente a través de una o más de las siguientes formas:
    1. Recuerdos recurrentes del acontecimiento y pensamientos intrusos que provocan malestar, y en los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones.
    2. Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento que provocan malestar.
    3. La persona actúa o tiene la sensación  de que el acontecimiento está ocurriendo en la actualidad: flashback, alucinaciones al despertarse o dormirse, etc.
    4. Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.
    5. Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático. (olores, objetos, sonidos, hijas o hijos nacidos de un embarazo producto de violación etc.)

III.- Reflexiones.
Se debe reconocer que una mujer después de una violación, se ve aquejada del Síndrome de Stress post-traumático, debido al cual no tiene condiciones físicas, psicológicas, ni intelectuales, para sobrellevar un embarazo de alto riesgo, afrontar un nacimiento y responsabilizarse de un hijo/a no querido en condiciones de bienestar para ambos.

Se debe reconocer que la mujer ha pasado por una experiencia en la cual ha estado en juego su vida, que ha pasado por una situación de terror y tiene la sensación de un futuro desolador.


El efecto causado en una mujer al ser violada es traumático, maximizado si de ese hecho atroz se deriva un embarazo.

Puede suceder también evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la reactividad general de la persona (ausente antes del trauma) tal y como indican tres o más de los siguientes síntomas: Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático, Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma,  ¿Cómo puede una mujer que tiene un hijo de una violación hacer esto?

Una víctima de violación tiene derecho a la rehabilitación más completa posible.
La rehabilitación total debe abordar tanto el impacto constante de la violación inicial como sus efectos posteriores, incluido un embarazo que la víctima puede no desear llevar a término.

IV.-  Iniciativa de Ley: Como una forma de ayudar al Estado de Nicaragua a profundizar sus esfuerzos por asegurar a las mujeres el derecho a una vida libre de violencia y a evadir el riesgo de ser catalogado como un estado perpetrador de violencia contra las mujeres,  el Comité Promotor al detectar el vacío legal que existe en la normativa nacional sobre la interrupción del embarazo por causas de salud presentó ante la Asamblea Nacional la Iniciativa de una Ley Especial que contempla los embarazos productos de violación.



[1] Iniciativa de Ley Especial para la Interrupción del embarazo por causas de salud. Comité Promotor. Managua, Nicaragua. 6 de Octubre del 2015
[2]Rondón  Marta B. Salud Mental y Aborto Terapéutico. Consorcio de investigación Económica y Social. Observatorio del Derecho a la Salud. Lima, Perú. Septiembre del 2006.

[3]Puchol E. David. Trastorno por estrés postraumático. Conceptualización, evaluación y tratamiento. Psicología on line. 2001

[4](Albuquerque, 1992).
[5](Echeburúa, Corral, Sarasúa y Zubizarreta, 1990)
[6](Alario, 1993)
[7](Holen, 1991)
[8](Echeburúa y Corral, 1995, p. 172).
[9]Manero B.Roberto y Raúl Villamil Uriarte1El síndrome de estrés postraumático y las víctimas de violación. Área de Concentración en Psicología Social de Grupos e Instituciones del Doctorado en Ciencias Sociales, Departamento de Educación y Comunicación, Edificio de Profesores, 1er. Piso, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, Calzada del Hueso 1100, Col. Villa Quietud, 04960 México, D.F. Este cuadro psiquiátrico apareció descrito por vez primera en el DSM-III (Diagnostic and Statistical Manual), editado por la American PsychiatricAssociation (APA) en 1980
[10] Távara Orozco Luis. Porqué la anencefalia debe justificar el aborto terapéutico.
Lima, Perú. Febrero 2006
[11]Ibidem 14.
[12] Ann Wolbert Burgess y Linda-Lyte Holmstrom. Burgess y Holmstrom
(1974)

No hay comentarios:

Publicar un comentario