En el décimo sexto párrafo de la Exposición de motivos de la Iniciativa de
Ley se enuncia:
Por las implicaciones que tiene para la vida y la salud de las mujeres, la violencia sexual constituye una emergencia de salud. El embarazo post violación es considerado de alto riesgo obstétrico y puede desencadenar múltiples y graves patologías médicas, llevando inclusive el suicidio, como resultante del trauma emocional. Tal como confirman diversos estudios, cerca del 70% de las mujeres que han pasado por una violación presentan trastorno de estrés postraumático que se prolongará por muchos años.[1]
I.- Secuelas sicológicas de una Violación.
Efectos Sicológicos: La violación sexual constituye una experiencia traumática para las
mujeres, niñas, niños y adolescentes. Se
reconoce que alrededor del 70% de las mujeres que son violadas presentan
trastorno de estrés postraumático y que van a sufrir las consecuencias de este
evento por muchos años.
El trastorno de estrés postraumático que es un estado de sufrimiento síquico cursa con alteraciones de la hormona liberadora de la corticotropina
CRH, y está documentado que la exposición en útero a niveles elevados de CRH es
desfavorable para el feto. [2]
El síndrome o
trastorno de estrés postraumático fue catalogado como un trastorno de ansiedad
que tiene características singulares: ansiedad persistente,
hipervigilancia y conductas de evitación fóbica.[3]
Básicamente, lo
padecen personas que “son víctimas de sucesos aversivos e inusuales de forma
brusca, tales como las consecuencias de la guerra[4], las agresiones
sexuales[5], los accidentes[6] o las catástrofes[7].
De igual modo, la
victimización ―el hecho de ser víctima de un delito― puede causar repercusiones
psicológicas muy negativas en la estabilidad emocional de las personas
afectadas, especialmente en el caso de las víctimas de violación”[8].
En tanto figura
diagnóstica, el interés de esta categoría es el de establecer una especie de
“estresores genéricos”, que tendrían la vocación de sustituir la dispersión de
cuadros de trastornos de ansiedad centrados en “estresores específicos” (tales
como, por ejemplo, la violación).[9] Los criterios diagnósticos son:
La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático en el que han
existido:
- La persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno o más acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas de muerte, o amenazas para su integridad física o la de los demás.
- La persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror intenso.
Este desorden
es de larga duración y solamente un tercio de las afectadas se curan, el otro
tercio puede mostrar recuperación al cabo de un año de seguimiento y un tercio
continuar con síntomas diez años después de haberse hecho el diagnóstico[10].
La Violación está considerada dentro de los
eventos traumáticos que son inesperados e incontrolables y golpean de manera
intensa la sensación de seguridad y auto-confianza de la persona provocando
intensas reacciones de vulnerabilidad y temor hacia el entorno.
II.- Síndrome
de Trauma por Violación.
El trabajo más destacado sobre impactos de
la violación se debe a Ann Wolbert Burgess y Linda-Lyte Holmstrom. Burgess y
Holmstrom (1974) entrevistaron y siguieron la evolución de 92 mujeres adultas,
víctimas de la violación, que fueron atendidas en la sala de urgencias del
Boston City Hospital.
Las autoras se personaban al lado de la
víctima tan pronto como eran ingresada en el hospital, y permanecían en
contacto con ella durante un período de un año a través de entrevistas y
llamadas telefónicas. Ello les permitió esbozar un patrón típico de respuestas
al que denominaron el “síndrome de trauma de violación”.
“El síndrome del trauma de violación
consiste en una fase aguda y un proceso de reorganización a largo plazo, que
aparece como consecuencia de una violación o un intento de violación. Este síndrome, con
trastornos de comportamiento, somáticos y psicológicos, constituye una reacción
aguda de stress ante una amenaza a la propia vida” (1979, pág. 138.
Original 1974).[12]
El síndrome consta de una primera fase de desorganización,
donde la víctima en las primeras horas experimenta una amplia gama de
emociones, junto a schock e incredulidad. Tales emociones podían
revestir dos patrones: el de tipo expresivo, con sentimientos de pánico,
ira y ansiedad, y el de tipo controlado, en el que los sentimientos se
ocultaban bajo un aspecto sosegado o deprimido.
Más allá de estas reacciones de impacto
aparecen unas reacciones en las primeras semanas posteriores a la violación;
éstas eran: 1) trauma físico derivado del ataque, 2) tensión de la musculatura
esquelética, con dolores de cabeza, fatiga y trastornos del sueño, 3) irritabilidad
gastrointestinal, con náuseas, pérdida del apetito y dolores de estómago, y 4)
trastornos genitourinarios.
Finalmente, en esta primera fase surgen
también reacciones emocionales. La ira, el deseo de venganza y la
autoculpabilización son algunas de las más destacadas, pero el sentimiento
principal es el temor a la violencia y la muerte. Las víctimas afirmaban que lo
que les inquietaba no era tanto la violación, sino el sentimiento de que
después de la agresión las iban a matar.
En la segunda fase o proceso a largo plazo,
descrita como de reorganización, la gran mayoría de las mujeres
manifestaron padecer algún tipo de alteración o trastorno en su forma de vida,
aunque no todas experimentaron los mismos síntomas ni el orden de aparición de
éstos fue el mismo.
En esta fase aparecían, fundamentalmente:
1) Aumento de la actividad motora, evidente sobre todo en el cambio de
residencia destinado a conseguir una mayor seguridad y reemprender una nueva
vida. Otra respuesta fue acudir a visitar familiares que normalmente no se
frecuentaban.
2) Pesadillas, Veintinueve mujeres tuvieron sueños con
elementos de terror y angustia.
3) Traumatofobia: desarrollo de fobias como reacción de defensa
ante las circunstancias de la violación. Las fobias que aparecieron con mayor
frecuencia fueron: miedo a estar dentro de casa, a estar fuera de casa, a estar
sola, a las multitudes, a tener alguien detrás y temores sexuales.
Por otra parte el acontecimiento traumático es re-experimentado de forma persistente a
través de una o más de las siguientes formas:
- Recuerdos recurrentes del acontecimiento y pensamientos intrusos que provocan malestar, y en los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones.
- Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento que provocan malestar.
- La persona actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento está ocurriendo en la actualidad: flashback, alucinaciones al despertarse o dormirse, etc.
- Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.
- Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático. (olores, objetos, sonidos, hijas o hijos nacidos de un embarazo producto de violación etc.)
III.- Reflexiones.
Se debe reconocer que una mujer después de
una violación, se ve aquejada del Síndrome de Stress post-traumático, debido al
cual no tiene condiciones físicas, psicológicas, ni intelectuales, para
sobrellevar un embarazo de alto riesgo, afrontar un nacimiento y
responsabilizarse de un hijo/a no querido en condiciones de bienestar para
ambos.
Se debe reconocer
que la mujer ha pasado por una experiencia en la cual ha estado en juego su
vida, que ha pasado por una situación de terror y tiene la sensación de un futuro
desolador.
El efecto causado en una mujer al ser violada
es traumático, maximizado si de ese hecho atroz se deriva un embarazo.
Puede suceder también evitación
persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la reactividad
general de la persona (ausente antes del trauma) tal y como indican tres o más
de los siguientes síntomas: Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o
conversaciones sobre el suceso traumático, Esfuerzos para evitar actividades,
lugares o personas que motivan recuerdos del trauma, ¿Cómo puede una mujer que tiene un hijo de una violación hacer esto?
Una víctima de violación tiene derecho a la
rehabilitación más completa posible.
La rehabilitación total debe abordar tanto
el impacto constante de la violación inicial como sus efectos posteriores,
incluido un embarazo que la víctima puede no desear llevar a término.
IV.- Iniciativa de Ley: Como una forma de ayudar al
Estado de Nicaragua a profundizar sus esfuerzos por asegurar a las mujeres el
derecho a una vida libre de violencia y a evadir el riesgo de ser catalogado
como un estado perpetrador de violencia contra las mujeres, el Comité Promotor al detectar el vacío legal
que existe en la normativa nacional sobre la interrupción del embarazo por
causas de salud presentó ante la Asamblea Nacional la Iniciativa de una Ley Especial que contempla los embarazos productos de
violación.
[1] Iniciativa de Ley Especial para
la Interrupción del embarazo por causas de salud. Comité Promotor. Managua,
Nicaragua. 6 de Octubre del 2015
[2]Rondón Marta
B. Salud Mental y Aborto Terapéutico. Consorcio de investigación Económica y
Social. Observatorio del Derecho a la Salud. Lima, Perú. Septiembre del 2006.
[3]Puchol E. David. Trastorno por estrés postraumático. Conceptualización, evaluación y tratamiento. Psicología on line. 2001
[4](Albuquerque,
1992).
[5](Echeburúa,
Corral, Sarasúa y Zubizarreta, 1990)
[6](Alario,
1993)
[7](Holen,
1991)
[8](Echeburúa
y Corral, 1995, p. 172).
[9]Manero B.Roberto y Raúl Villamil Uriarte1El síndrome de estrés postraumático y las víctimas de violación. Área de Concentración en
Psicología Social de Grupos e Instituciones del Doctorado en Ciencias Sociales,
Departamento de Educación y Comunicación, Edificio de Profesores, 1er. Piso,
Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, Calzada del Hueso 1100, Col.
Villa Quietud, 04960 México, D.F. Este cuadro psiquiátrico
apareció descrito por vez primera en el DSM-III (Diagnostic and Statistical
Manual), editado por la American PsychiatricAssociation (APA) en 1980
[10] Távara Orozco Luis.
Porqué la anencefalia debe justificar el aborto terapéutico.
Lima,
Perú. Febrero 2006
[11]Ibidem
14.
(1974)
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